domingo, 13 de marzo de 2016

EL BOMBARDEO DE TOKIO I: Operación Doolittle

Entre los días 17 de noviembre de 1944 y 15 de agosto de 1945, Tokio sufrió la devastadora visita de los Boeing B-29 del Ejército de los Estados Unidos. Este episodio fue uno más de los llevados a cabo en la Campaña del Pacífico por el ejército norteamericano contra las tropas niponas, "recalcitrantemente" rudas.

En las próximas entradas vamos a hablar del bombardeo no-nuclear más destructivo de la historia.
 
Como paso previo a los años 1944-45, debemos hablar de la Operación Doolittle, llevada a cabo en abril de 1941 y que supondría la primera incursión de bombarderos norteamericanos en la capital japonesa.
 
B25 despegando del USS Hornet.
 
Los norteamericanos buscaban dar una respuesta al ataque a Pearl Harbour (7 de diciembre de 1941) pero las bajas provocadas por la incursión nipona en la base naval dificultaba dar una respuesta contundente. Estados Unidos solo contaba con cinco portaviones lo cual obligaba a la elaboración de un plan bien configurado.

Francis Low, oficial del arma de submarinos, concluyó que era factible operar con bombarderos embarcados en portaviones; la clave era acercarse a Japón y enviar los bombarderos para un ataque aéreo contra objetivos exclusivamente militares.

Finalmente se seleccionó el USS Hornet como plantaforma para lanzar la incursión. Este portaviones no tenía su cubierta diseñada para lanzar bombarderos; por lo tanto, el siguiente paso sería determinar el tipo de aeronave que realizaría la misión, así como el oficial al mando de la misma.


El general Arnold designó al teniente-coronel James H. Doolittle como director de la operación considerando su experiencia como aviador. Doolittle seleccionó el bombardero B-25 Mitchell, que era un bombardero medio bien armado que podía despegar desde el USS Hornet, pero era necesario que la tripulación estuviera bien ordenada.
 
La estrategia que trazó Doolittle era acercarse con los portaaviones a 600 kilómetros de la costa japonesa y bombardear el centro industrial nipón con sus 18 B-25 modificados. Cada avión llevaría 4 bombas de 250 kilogramos de alto poder explosivo. El despegue se haría al atardecer para volar sobre el territorio enemigo al amanecer, a plena luz del día. Unos radio-guías situados en territorio ruso guiarían a los bombarderos hacia bases chinas y rusas, ya que no volverían al portaaviones. Una vez lanzados los aviones, la flota retornaría a sus bases lo más rápido posible.
 
La misión fue calificada como altamente peligrosa con una estimación de bajas del 50%. El enfrentamiento entre Alemania y la URSS no pronosticaba nada bueno para los segundos en este momento, por tanto, los rusos declinaron ofrecer sus bases dado que no querían abrir un segundo frente en el otro lado del país y tener un nuevo enemigo, a los japoneses. Al final la opción eran las bases chinas. Para llegar a China debían modificarse los B-25 aligerando su peso, esto implicó la retirada de blindaje, de armas defensivas y aquellos objetos de peso que fueran inútiles para la operación.
 
El entrenamiento se realizó en la base naval de Norfolk (Virginia) donde los 24 equipos escogidos realizaron durante días practicas de despegue y aterrizaje en pistas cortas, así como ejercicios de bombardeos a baja altitud. Finalmente, se escogió a 16 tripulaciones que, a bordo del USS Hornet, zarpaban el 2 de abril de 1942 desde Alameda (California), acompañados de la escolta y del USS Enterprise, que partiendo de Pearl Harbour se unió a las embarcaciones que habían salido de Alameda en algún punto del Pacífico. Al mando de la flota estaba el almirante Halsey.
 
 
 (Continuará...)