domingo, 4 de octubre de 2015

Implicaciones de la occidentalización (II)

Como continuación a la entrada anterior, basada en el reportaje de Alessandra Barbieri para IPC Digital, seguimos con otras tres prácticas en desuso en el Japón actual y que se han trasladado a occidente.

4. Las chicas japonesas eran "fáciles"

Antes de que el almirante Perry forzase la apertura de Japón, mostrándolo al mundo, la población vivía un estilo de vida feudal. Un grupo social era el formado por los samuráis y ellos, al igual que los señores europeos, tenían la propiedad de la tierra.

La mayoría de la población estaba formada por campesinos que trabajaban en aquellas tierras. En el momento en el que los samuráis fueron propietarios de todas las tierras, las mujeres las mujeres de su linaje tenían un claro papel: las mujeres de los samuráis no podían tener relaciones sexuales con quien ellas quisiesen, dado que corrían el riesgo de quedar embarazadas y provocar problemas en la línea sucesoria.

Estas chicas eran conocidas como otome y vivían bajo unos rígidos patrones de puritanismo. Sin embargo, el resto de la población se regían por un conjunto diferente de reglas, en el que no importaba si se tenían hijos antes del matrimonio, pues había pocas probabilidades de que pudieran llegar a poseer tierras.

Durante el período comprendido entre 1870 y 1890 hubo una serie de libros, artículos y panfletos que propagaban la virginidad occidental como un modelo a ser seguido, si bien la sexualidad reprimida de la Europa victoriana no llegó a implantarse en los campos de arroz de Japón. Durante siglos, los campesinos y las clases más bajas de la sociedad urbana seguían una antigua costumbre japonesa llamada Yobai.

De acuerdo con esta costumbre, una mujer podía ser "visitada" en su habitación por cualquier hombre, sin genera ningún tipo de estigma social. Los embarazos que resultasen de esta práctica eran vistos como señal de fertilidad de la mujer y, muchas veces, la descendencia fruto de esta costumbre era criada por los abuelos como si fuesen sus propios hijos.

El traslado de la población del campo a las ciudades implicó que el Yobai fuese lentamente abolido, como consecuencia, del deseo del gobierno japonés de transformar a todas las mujeres (con excepción de las prostitutas) en otome.

Sin embargo, las leyes inspiradas por los patrones occidentales púdicos no acabaron totalmente con la visión japonesa sobre el sexo y fue difícil reprimir la práctica del Yobai. Entorno a la década de 1940, un castigo común en Japón era vender a las hijas a un burdel. Después de algunos meses o años ellas eran compradas de nuevo, con la "lección" aprendida y todavía elegibles para casarse.




5. Mariguana

La marihuana o cannabis existía en Japón hace miles de años y estuvo ampliamente cultivada por el uso de las fibras de cáñamo que se extraían del tronco de la planta, de gran calidad.

La producción de cáñamo era una parte importante de la economía de Japón hasta que el algodón fue introducido a partir de los proveedores extranjeros. El cannabis y el cáñamo siguieron cultivándose como droga recreativa y producto de la agricultura hasta la ocupación americana.



El general norteamericano Douglas MacArthur reescribió la Constitución Japonesa en 1948 e incluyó el Taima Torishimari Ho, la Ley de Control del Cannabis. Hoy, en varios países occidentales , el cannabis está legalizado.


6. Vegetarianismo

Como nación budista, los japoneses, antes de la llegada del almirante Perry, evitaban comer carne roja, por razones semejantes a las de los hindús en la India. Según una antigua creencia, al matar a un animal era posible que la persona estuviese matando el alma de algún pariente, que se había reencarnado en una vaca, por ejemplo.



Antes esto, desde el año 600 d.C. las leyes japonesas prohibían el consumo de carne. En zonas rurales, sin embargo, era común salir a cazar animales para comerlos. Cuando Japón fue "extraído" del ostracismo por los occidentales, los japoneses quedaron consternados por el desprecio hacia sus hábitos vegetarianos por parte de occidente.

El gobierno, ante esto, revirtió sus leyes anti-carne y comenzó de un modo desenfrenado a sacrificar animales. El Emperador decidió hacer esa modificación normativa en 1872, tras haber comido un gran, suculento y apetitoso filete.