domingo, 6 de septiembre de 2015

Implicaciones de la occidentalización (I)

Esto post es la traducción de un reportaje que se publicó el pasado veinte de agosto en IPC Digital en el que la autora, Alessandra Barbieri, recoge ciertas costumbres japonesas que se pierden en el proceso de occidentalización del país. Bajo el título "6 cosas que Japón dejó de hacer para <<occidentalizarse>> y que ahora se hacen en occidente" nos cuenta lo siguiente:

Japón fue, por toda su historia, uno de los países más herméticamente cerrados al resto del mundo. Hubo una época en la que eran habituales las políticas de destierro de extranjeros.

Esto cambio cuando el norteamericano Matthew Calbraith Perry entró en escena en 1854. El Almirante Perry, de la Marina de los Estados Unidos, puso fin a esta política de segregación usando un discurso irrecusable "si no negocian con nosotros, vamos a matarlos".

Con los ojos bien abiertos ante el hecho de que había un mundo entero fuera de los límites de la pequeña isla, los japoneses se apresuraron a modernizar su primitiva sociedad feudal. Con anhelo por conseguir el reconocimiento como una "nación legal", Japón rápidamente desechó hábitos culturales practicados durante siglos, con la esperanza de conseguir el reconocimiento entre los países occidentales.

Con el paso de los años, sin embargo, ocurrió un fenómeno interesante, esos hábitos culturales se fueron olvidando, en algunos casos incluso fueron prohibidos en Japón. La historia más reciente nos ha devuelto esos hábitos culturales pero en occidente. Son costumbres que en occidente se han vuelto populares y en Japón todavía son tabús.

1. Tatuajes

Llamados "Irezumi", los tatuajes eran muy populares en el país del sol naciente. La sociedad japonesa de la Era Edo (básicamente entre los años 1600 y la llegada del almirante Perry) era muy conservadora, los samuráis eran dominantes y su honra se basaba en las reglas de posesión de la tierra.

La riqueza era vista casi como algo vergonzoso y los mercaderes y comerciantes formaban parte de la base de la pirámide social, debajo del resto. Las leyes, defendidas con la espada de los samuráis, prohibían que las personas ostentasen riqueza. Uno de los modos de driblar esas leyes era demostrar sus posesiones, así, la clase comerciante usaba ropas y objetos extravagantes.

Ya en ese momento la clase trabajadora, formada por el 99% de la población japonesa, usaba las tintas para tatuarse, de hecho, los primeros visitantes blancos que vieron a la población tatuada quedaron impresionados. Entonces, Japón pasó a prohibir la práctica de tatuar, pero este hábito permaneció durmiente a lo largo del tiempo, estando, en la actualidad, asociado a la Yakuza y a la delincuencia en general.

Las personas con tatuajes en Japón no son aceptadas en muchos establecimientos, como baños públicos o piscinas e incluso servicios como por ejemplo la obtención de seguros de vida o financiación, les son negados.

En el mundo occidental, los tatuajes también son vistos como símbolo de rebeldía y transgresión social, pero gana fuerza como moda a partir de los años 80. Hoy, el tatuaje es ampliamente usado en occidente, normalmente como adorno, sin mayores connotaciones ideológicas.

2. Ohaguro

Antes de la llegada de los occidentales, durante casi dos mil años, el Ohaguro o práctica de pintar los dientes de color negro era la última moda entre las mujeres. Pintar los dientes dos veces al día con una mezcla de alquitrán garantizaba el color oscuro de la sonrisa.

Con el paso de los siglos, en Japón se vivieron varios cambios entre la población que ennegrecía sus dientes, si bien, mientras el almirante Perry navegaba por los mares de Japón, eran mujeres casadas, mujeres solteras con más de 18 años, prostitutas y gueishas las que se teñían. Como beneficio, el agente ennegrecedor de la sonrisa, también prevenía las caries.

La práctica calló en desuso cuando se introdujo la moda europea en el mundo oriental, al encontrar horrible aquella sonrisa oscura. Las japonesas entonces empezaron a avergonzarse por tener una sonrisa diferente y se prohibió esta práctica milenaria. Hoy en día, una de las últimas modas son las decoraciones dentales (grills) que varian entre dameros y joyas, cuyo surgimiento se sitúa en la America urbana.



3. Homosexualidad




Los gays en Japón se enfrentan a una fuerte discriminación. No pueden salir con sus colegas de trabajo por miedo a ser condenados al ostracismo o incluso despedidos, en muchas ocasiones se casan por conveniencia para satisfacer las expectativas sociales.

Pero esto no era lo habitual. Japón era (o tal vez todavía lo sea) una sociedad intensamente machista y, como en otras culturas machistas de todo el mundo, llevaba muy en serio la relación "entre hombres".


Los espartanos, al igual que todo el ejército griego, el Batallón Sagrado de Tebas y, claro, los samuráis japoneses, incentivaba a sus guerreros a mirar a las mujeres como máquinas de hacer bebés y a mirar a sus hermanos guerreros, de cuerpos rígidos y definidos, para la lujuria del sexo.